ramón.maríadel.valle.inclán

Biografía

Poesía

El pasajero


¡Tengo rota la vida! En el combate 
de tantos años ya mi aliento cede, 
y al orgulloso pensamiento abate 
la idea de la muerte, que lo obsede. 

Quisiera entrar en mí, vivir conmigo, 
poder hacer la cruz sobre mi frente, 
y sin saber de amigo ni enemigo, 
apartado, vivir devotamente. 

¿Dónde la verde quiebra de la altura 
con rebaños y músicos pastores? 
¿Dónde gozar de la visión tan pura 

que hace hermanas las almas y las flores? 
¿Dónde cavar en paz la sepultura 
y hacer místico pan con mis dolores? 


Garrote vil


¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo, 
el garrote alzando están, 
canta en el campo un cuclillo, 
y las estrellas se van 
al compás del estribillo 
con que repica el martillo: 
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! 
El patíbulo destaca 
trágico, nocturno y gris, 
la ronda de la petaca 
sigue a la ronda de anís, 
pica tabaco la faca 
y el patíbulo destaca 
sobre el alba flor de lis. 
Áspera copla remota 
que rasguea un guitarrón 
se escucha. Grito de jota 
del morapio peleón. 
El cabileño patriota 
canta la canción remota 
de las glorias de Aragón. 
Apicarada pelambre 
al pie del garrote vil, 
se solaza muerta de hambre. 
Da vayas al alguacil, 
y con un rumor de enjambre 
acoge hostil la pelambre 
a la hostil Guardia Civil. 
Un gitano vende churros 
al socaire de un corral, 
asoman flautistas burros 
las orejas al bardal, 
y en el corro de baturros 
el gitano de los churros 
beatifica al criminal. 
El reo espera en capilla, 
reza un clérigo en latín, 
llora una vela amarilla, 
y el sentenciado da fin 
a la amarilla tortilla 
de yerbas. Fue a la capilla 
la cena del cafetín. 
Canta en la plaza el martillo, 
el verdugo gana el pan, 
un paño enluta el banquillo. 
Como el paño es catalán, 
se está volviendo amarillo 
al son que canta el martillo. 
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! 


Karma


Quiero una casa edificar 
como el sentido de mi vida. 
Quiero en piedra mi alma dejar 
erigida. 

Quiero labrar mi eremitorio 
en medio de un huerto latino, 
latín horaciano y grimorio 
bizantino. 

Quiero mi honesta varonía 
transmitir al hijo y al nieto, 
renovar en la vara mía 
el respeto. 

Mi casa como una pirámide 
ha de ser templo funerario. 
El rumor que mueve mi clámide 
es de Terciario. 

Quiero hacer mi casa aldeana 
con una solana al oriente, 
y meditar en la solana 
devotamente. 

Quiero hacer una casa estoica 
murada en piedra de Barbanza, 
la casa de Séneca, heroica 
de templanza. 

Y sea labrada de piedra; 
mi casa Karma de mi clan, 
y un día decore la hiedra 
SOBRE EL DOLMEN DE VALLE-INCLÁN. 


Los pobres de Dios


     Por los caminos florecidos 
va la caravana de los desvalidos, 
ciegos, leprosos y tullidos. 
     No tienen albergue en la noche fría, 
no tienen yantar a la luz del día, 
por eso son hijos de Santa María. 
     El polvo quema sus llagas rojas, 
sus oraciones son congojas: 
van entre el polvo como las hojas. 
     Van por caminos de sementeras, 
caminos verdes entre las eras, 
en donde cantan las vaqueras. 

     COMO CHOVE MIUDIÑO, 
     COMO MIUDIÑO CHOVE, 
     POL'A BANDA DE LAIÑO, 
     POL'A BANDA DE LESTROVE. 


Rosa de sanatorio


Bajo la sensación del cloroformo 
me hacen temblar con alarido interno, 
la luz de acuario de un jardín moderno. 
y el amarillo olor del yodoformo. 

Cubista, futurista y estridente, 
por el caos febril de la modorra 
vuela la sensación, que al fin se borra, 
verde mosca, zumbándome en la frente. 

Pasa mis nervios, con gozoso frío, 
el arco de lunático violín; 
de un si bemol el transparente pío 

tiembla en la luz acuaria del jardín, 
y va mi barca por el ancho río 
que divide un confín de otro confín. 


Prosa

Otras miradas a Ramón María del Valle Inclán

 

 

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(C) 2002. Daniel Azkona Coya, feliz escudero en un mundo de aspirantes a rey