blancaindah

Biografía

Poesía

Llueve


Amanecí,
-quizá también amaneciera en el resto del mundo-
y llueve:
tap tap tap.
Tap.

Después de dejar mi último sueño
colgado de tus dedos,
cierro los ojos,
y me arropo en el hueco
de tu mano,
en el que no cabe otra cosa
que mi esencia dormida.

Y amaneciste tú. Quizá
-o sin quizá-
hubo otro intento
precedido
por ruidos cotidianos
y aroma de café
y de tostadas,
mientras, sobre la almohada,
tu pensamiento
dibuja una por una
las sombras de mi pelo.

Toc toc toc;
Toc,
llama la lluvia en la ventana.

-¿Será que hace mucho frío afuera y quiere entrar?

Yo asiento,
y cómo no habría de asentir,
con lo que a mí me gustan
tus cuentos para niños.

-Entonces -te digo-, ve a abrir.

-Pero ... ¿y si no es la lluvia
quien quiere entra
sino un viejo ogro gruñón
que a cada paso,
con sus enormes botas rojas,
camina siete leguas?

¡Tan grande como eres- pienso-,
y tan cuentista!

-Pues entonces -te digo muy bajito-,
¡que se moje!

Descuelgo de tus dedos
mi último sueño
y mi disfraz de luna,
para así,
de esa manera,
volver a amanecer
-otra vez- entre tus brazos. 


Prosa

Otras miradas a Blanca

 

 

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Última actualización: 05/07/2002 

(C) 2002. Daniel Azkona Coya, feliz escudero en un mundo de aspirantes a rey